CANTATA de barrio
Laboratorio de creación como parte del Proyecto de colaboración con el Barrio de Prosperidad
<FACILITADORA: FÁTIMA CUÉ>
Del 6 de octubre al 15 de diciembre, M de 11:30 a 13:30 H.
Actividad cerrada a un grupo de vecinas conformado en otoño 2019. GRATUITO
La voz cantada es un instrumento perfecto, capaz de transmitir las emociones más profundas. El canto es la expresión artística a través de la voz. Constituye el más hermoso y sutil medio de comunicación que posee el ser humano. La voz cantada tiene exigencias diferentes a la voz hablada. Una técnica vocal eficiente facilita la comunicación artística y la salud vocal. Hay que conocer el “instrumento oculto”. Oculto, porque a diferencia de otros “instrumentos musicales” como el piano, la flauta travesera, son externos. Puedes pulsar, soplar y sale sonido. La voz no se toca, requiere todo un proceso interno. La técnica no puede contrariar la fisiología y la física. El cuerpo, la relajación, el descanso, los hábitos saludables juegan un importante papel para desarrollar ese instrumento oculto.
Para Grotowski, “el canto es el vehículo para pasar de un nivel cotidiano a un nivel más energético, más sutil o incluso de alta conexión. El canto antiguo es como un ser viviente” La voz humana, la función vocal, no es esencial para la vida, no obstante, se trata de una función esencial para la comunicación humana. A través, por ejemplo, de la voz, podemos llegar a conocer mucha información del emisor de muchos puntos de vista: emocional, físico o lugar de procedencia.
La física ha establecido que para que exista sonido se requieren tres elementos: un cuerpo que vibre, un soporte físico por el que pueda transmitirse, y una caja de resonancia que amplifique esas vibraciones, permitiendo que sean percibidas por el oído. Nuestra caja de resonancia es nuestro cuerpo, nuestra alma. Para ello hemos de preparar nuestro instrumento, para que suene. Y una vez que suene, para encontrar todas sus posibilidades…y componer, y crear. Trabajaremos con dinámicas procedentes de la tradición escénica y de la psicología contemporánea.
Fátima Cue. Santander, 1977. Artista escénica, reside en Madrid. Integrante del colectivo Stabivo Artes Transescénicas. Licenciada en geografía por la Universidad de Cantabria. Se forma como actriz en la Escuela de Arte Dramático de Cantabria. Cursa estudios de canto lírico y flauta travesera en el Conservatorio Oficial Jesús de Monasterio, en Santander. Se forma en creación escénica con Simone Forti, Pere Sais, Joan La Barbara, Mónica Valenciano, Juan Loriente, Antonio Ramírez, entre otros. También en danza con Antonio Ruz, Elena Córdoba, Luz Arcas, Camille Hanson, entre otras. Con su performance “La flor del ajo”, comienza a centrar su trabajo en la investigación del cuerpo y la voz ahondando en sus orígenes, sus formas rituales, en lo ancestral y primitivo. Investigación sonora desde la formación en Bioacústica Aplicada al ser Humano y Animal con Eva Julián. Junto a Desiderio Sánchez lleva a cabo el proyecto de arte sonoro es de España. Como directora escénica adapta Yerma de Federico García Lorca en “Los demonios de Yerma”, programada en varios festivales nacionales. Su trabajo vocal le lleva a colaborar con artistas de la escena, como la Compañía de danza Sharon Fridman (“Barro” y “All ways”), el creador sonoro Brandon Labelle y la fotógrafa francesa Sandrine Moukagni. Forma parte del proyecto “Mujeres en el parque”, propuesta entre lo escénico y el encuentro en lo cotidiano. Imparte talleres de investigación sonora y site-specific y performance “Temporada de pesca” en Madeira (Portugal) y otras ciudades. Actualmente dentro del programa POLINIZA que se desarrolla dentro del ámbito de educación con el Reina Sofía, para el colectivo mayor de sesenta años. además de desarrollar entrenamiento actoral para intérpretes desde una práctica psicofísica holística.